sábado, 29 de octubre de 2011

Los días pasarán deprisa.


Y ahora es cuando se adentra el otoño, y poco a poco, el invierno. Es el momento en el que todo se vuelve frío, tienes falta de ganas, y todo se muere... recuerdas este verano, el calor sobre tu piel, la luz del Sol todo el día sobre tu rostro, las risas continuas desde la mañana hasta el anochecer, el tener que esperar el tiempo que haga falta para lo que sea, esas caricias compartidas, los besos regalados, las noches en vela hablando sin cesar... acabas viendo detrás de ti, la ausencia de todo eso. Te duele el saber que todo eso se ha acabado, una vez más, por la culpa de la rutina de todos los días. Pero con el tiempo aprenderás a sobrellevarlo, y a darte cuenta de que, nunca tienes que esperar nada de nadie, ya que esperar siempre duele. Que no tendrás todos los días el Sol a tu vera, pero sí, una lluvia que no cesa, y que cuando lo hace, sale de nuevo el Sol veraniego que tanto extrañabas. No tendrás una lista de espera para risas por minuto, pero sí una ilusión para cada vez que lo hagas. Pero pase lo que pase, sea la estación que sea, no dejarás de sentir.

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