
Pero el verano se acabó, comenzó el otoño seguido del invierno, y sus fuerzas se debilitaban. La vida volvía a cambiar para vosotros, y no para bien. Empezaba a pasar mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, y uno de los dos comenzaba a tocar fondo. Ya el hablar por teléfono era parte de una aburrida rutina, un "te quiero" valía lo mismo que no decir nada, y los cosquilleos en el estómago iban desapareciendo al hablar... Se convertía en un puedo y no quiero, y nos empezamos a conformar con un "que no se diga, que no lo hemos intentado..." Pero a ti, no te valía con intentarlo, tú querías ganar, y recordabas lo que siempre te decía "lo importante no es participar, yo voy a ganar". Se empezó a ir la ilusión, la magia, y la esperanza, quedando en nosotros la nada.
Finalmente, se puso fin al amor infinito, y se empezaron a poner buenas caras a lágrimas tragadas... quién te dijo que sería fácil, quién te digo que no habría altibajos, quién te dijo que el tiempo cura las heridas de este amor y que los recuerdos son cosa de débiles...y lo más importante, quién te dijo que si dejabas de luchar, conseguirías olvidarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario